sábado, 19 de agosto de 2017

Learning by doing - La visión de Patch Adams


En la película Patch Adams, el personaje que encarna Robbin Williams desea con toda el alma estudiar, recibirse y ejercer como médico. Es ese deseo profundo lo lleva a perpetrar un sin fin de locuras que van en contra de las políticas institucionales de la reconocida universidad donde estudia. Una de las escenas memorables de la película es la intromisión del personaje en un hospital, donde los estudiantes realizan las prácticas médicas junto a profesionales. El adorable personaje, Hunter, se roba una bata de médico y entra en la habitación de un paciente haciéndose pasar por un médico calificado y a pesar de que esto no era cierto, demuestra una increíble empatía con el paciente que se siente seguro hablando con él.
Hay un concepto interesante que se puede extrapolar de esta historia es la potencia que tiene la relación que debe tener la educación con la vida misma, lo que en la actualidad se llama learning by doing. De esta aplicación práctica de los conceptos teóricos nace de la motivación y a partir de allí surge la visión de futuro. Esta visión es un estado cercano a lo onírico, sensual y motivante que tiene el estudiante en los comienzos de un emprendimiento de aprendizaje, guíado o autogestionado. La visión de futuro debe ser contruída por el educador y tracciona al estudiante a pesar de las dificultades y lo mantiene firme en los momentos de debilidad.
Siempre existe una visión de futuro, sea una carrera médica de una universidad o una materia sobre biología en una escuela primaria. La cuestión es encontrarla, construirla, diseñarla... pero debe siempre estar acorde al estudiante y sus aspiraciones, inquietudes y/o curiosidad.
Para encontrar la visión común y la conexión con la práctica es recomendable:
- Construir un mapa de empatía del estudiante - Encontrar la aplicación práctica desde la teoría - Construir la visión de futuro junto al estudiante - Diseñar actividades prácticas motivantes - Despertar la curiosidad

20 años hacia adelante, el futuro de la educación superior

El modelo de educación en el siglo XX y principios del siglo XXI es bastante lineal y con muy pocos cambios. Al mirar 20 años hacia adelante e imaginar la educación superior llegando al año 2040, los cambios si son sustantivos por una sociedad híper tecnificada.
Las características de la educación del 2040 son:
Educación con propósito: Todo proceso educativo tiene un propósito orientado a contribuir para resolver una problemática real con su respectiva conexión con el saber hacer. Las aulas se vuelven ambientes controlados al estilo “laboratorio” donde probar las teorías empíricamente.
Cortoplacista y de por vida: Las carreras largas ya no existen más. Ahora hay módulos con especializaciones de muy corto plazo pero montados sobre procesos continuos de aprendizaje que duran toda una vida. Un estudiante nunca deja de serlo, sino que se acerca o aleja de una u otra institución según sus necesidades. La división en módulos ayuda a que esto sea posible. Cabe destacar que no existe una correlatividad o linealidad entre los módulos, cada quien puede cursar los módulos que quiera según sus necesidades o inquietudes durante toda la vida.
Visión sistémica: No existe más la separación de estudiantes por años, la educación se concibe como un gran proyecto donde personas diversas (edades, disciplinas, etc.) aportan al proceso de enseñanza aprendizaje.
Interconexiones: Al no existir separaciones por años, estudiantes de todas las edades confluyen e interactúan para resolver desafíos y aprender juntos.
Las interacciones se dan también en otros niveles, de manera intra e interinstitucional. Los educadores, por ejemplo, se articulan para resolver desafíos juntos y compartir conocimiento de la misma forma que lo hacen los estudiantes. Es muy común ver estudiantes de medicina en las instituciones tecnológicas y viceversa. Existen proyectos virtuales entre educadores y estudiantes de distintas instituciones a nivel mundial.
Presencialidad y virtualidad: Lo virtual está muy presente y se mezcla con lo presencial. Existen reuniones virtuales con plataformas que permiten interactuar como si fuera en vivo pero las reuniones presenciales, siempre que sea posible, son muy valoradas.
Tecnología: La tecnología se mezcla con la realidad, los dispositivos tecnológicos son parte del cuerpo humano y ayudan en las tareas rutinarias.
Velocidad en la información: La velocidad en la producción, el intercambio de la información, validación y consumo es extremadamente rápida. Los estudiantes no pueden ni quieren esperar para comprender lo que necesitan para resolver desafíos y acuden a todo material audiovisual-holográfico que permita aprender rápidamente.
Valor docente: El rol del educador cambió completamente. Desde que los dispositivos tecnológicos alcanzaron una inteligencia artificial aceptable, el rol del educador se transformó en el de un administrador de proyectos educativos con un fuerte componente socio-emocional. Las competencias deseables en los educadores del 2040 son las relacionadas a lo humano, el coaching, la creatividad e innovación, el conocimiento de las personas, las emociones, la administración del tiempo, autoaprendizaje, autorregulación, autoestima. Además, el conocimiento cabal de las tecnologías y la gestión del conocimiento.
Estudiantes demandantes: Los estudiantes tienen en clase dispositivos tecnológicos increíbles con todo el conocimiento al alcance de la mano. Pueden explorar bases de datos con información super enriquecida y filtrada. Las nuevas técnicas holográficas hacen que todo lo virtual sea prácticamente real y las máquinas con inteligencia artificial pueden responder cualquier pregunta y enseñar con multimedia cualquier disciplina.
De todas formas los estudiantes siguen demandando del apoyo humano para superarse a sí mismos, para comprender las interacciones con los demás y con su entorno. Necesitan de la guía del educador para fijar el rumbo y verificar avances. También del aliento cuando es realmente necesario. “Lo vas a lograr…”